viernes, 25 de julio de 2008

Nota de hoy.


VIERNES, 25 DE JULIO DE 2008
Rosario D. Araujo Periodista gastronómica

Alma de pueblo

MUCHAS VECES, las personas que venimos de ciudades más grandes caemos rendidas a los pies de un pueblo pequeño. La calma, los vecinos, el olor de las comidas que preparan, las costumbres y los sabores. Inigualable, renovador e inspirador. Lo pienso casi todas las mañanas cuando salgo a caminar por la carretera que une Bajamar con La Punta y trato de encontrar qué tiene tan especial este lugar que me ha hecho enamorarme perdidamente de él.

La zona norte encierra, para mí, la calma profunda, la "calma chicha" que le llaman, la que antecede a la tormenta, la de que mucho no pasa, vamos. Pero en medio de esa tranquilidad se disfrutan los días plácidos y llenos de comidas sencillas que nos vuelcan hacia el interior.

El domingo, en Punta del Hidalgo, se celebró una de las partes de la Fiestas del Carmen. Al mediodía fuimos a almorzar a la Cofradía de Pescadores. Fue un verdadero placer ver el pueblo adornado con bombillas, guirnaldas de colores y caras de felicidad.

Me parece un pecado ir a un pueblo de pescadores y comer otro tipo de carnes. Prácticamente inadmisible. Incluso si uno no es un gran amante, es una excelente oportunidad de convertirse en un aficionado. Así que como el pueblo manda, yo me dejo llevar por su fiesta. Recorro sus callecitas llenas de banderas ondeando y de flores, que incluso los vecinos han colocado, para alegrar el paso de la Virgen.

Me siento y me deleito con un plato de chopitos a los que nos les sobra ni un gramo de harina. Ensalada y una parrillada de pescados, que por poco me quita la respiración. Aunque debo decir que para esta cocinera una parrillada debe estar hecha a las brasas. Salvando este detalle, el plato era fantástico.

Comer y disfrutar a la orilla del mar, dejarse contagiar por la alegría de sus personajes. Esperar, para más tarde disfrutar de un espectáculo sencillo pero emocionante: ver bajar la procesión. Observar el cariño y el respeto con el que se practica la embarcación de la Virgen. Jóvenes, ancianos, pobre y ricos. Todos juntos unidos en una manifestación de sentir popular que los identifica como parte de un todo.

Para quien no se ha criado en este pueblo, un ritual tan naif como profundo le transmite una alegría tan inmensa como difícil de describir. Eso, justamente, pensaba hoy mientras miraba el mar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Rosi: que descripcion mas bonita del lugar y de sus costumbres y tradiciones, que lindo que hayas podido participar de la fiesta . Sabes que, al volver a Mendoza, tuve un poco esa sensacion. La de un lugar encantador con todo a mano , donde casi se puede ir caminado a todas partes, donde la gente es mas sencilla a pesar de que algunos lo quieran ocultar y lleno de tradiciones populares. Ayer por ejemplo me fui a la procesion del Patrono Santiago y miraba y miraba todo lo que pasaba a mi alrededor. La devocion de la gente, la imagen del Santo, llevada en andas, las autoridades, los cantos y saludos con panuelos. Una cosa muy emotiva y que disfrute mucho. Nada de eso sucedia en mi antiguo lugar de residencia. Lo unico que me falto fue quedarme a comer en la peatonal que era una enorme patio de comidas.
Bello. Hoy me encanto escuchar tu voz y por supuesto disfrute del almuerzo en familia. Te mando un beso y otro al Vene. Elbita

Malen dijo...

Qué placer que transmitis! Cada vez me das mas ganas de conocer esos lugares, de probar esas comidas! De estar ahi, en esa fiesta!
Un besote

tolenti dijo...

Te imagino alli, separada de tu familia y amigos, en un lugar del que te enamoraste y elegiste para vivir y con el que combinas tan bien y aplaudo tu valor y tu fuerza por darte por entero a lo que te apasiona.
Y por suerte para nosotros, tenes el talento para transmitirlo.
Espero ademas, algun dia poder probarlo