martes, 9 de octubre de 2007

Mujeres de Cartas tomar.

Qué placer me da decir esto: Cada vez son más mujeres las que se animan a elegir el vino y a degustarlo. Lo veo todos los días en las mesas de restaurantes.
Alegres y desenfadadas féminas que toman la carta de vinos, la analizan minuciosamente y con una cierta picardía me miran a los ojos y me comunican su elección. Ritual que los hombres no celebran ni notan en muchos casos. La mayoría espera el gesto de aprobación. Por mi lado no dudo en regalárselos: - El vino que ha escogido es fantástico. ¡Quién viese ese rostro radiante y feliz! Muchas veces el resto de los comensales la mira con aprobación. Y allí está ella, reina por unos segundos: la consumidora valiente que aborda la carta de vinos y la estudia, para luego erguirse en voz alta como la electora del vino que esta noche vamos a tomar.
Los hombres, que sabiamente ceden la carta a sus mujeres, tienen mucho para comunicarle al mundo. O por lo menos a mí, que atenta agradezco estos acontecimientos, y hasta a veces los festejo.
Están las que por primera vez tienen ese poder, las de algunas buenas decisiones y las de siempre, generalmente relacionadas al mundo del vino. Los hombres, algunos como si cedieran el volante, y otros orgullosos, saben y entienden que sus mujeres dejaron de beber vinos blancos hace tiempo, los que les habían sido otorgados casi conjuntamente con el nacimiento.
Complacida, y con un gesto de aliento, observo como degustan los vinos de todos los colores, giran la copan, inspiran profundamente, podría jurar que esos aromas la transporta… vaya a saber uno dónde. Me miran y me dicen: el vino está muy bien. Puede servirlo. Y yo dejo caer el vino en la copa a las mujeres, seguramente con una sonrisa cómplice, para luego hacer lo mismo con las copas de los hombres.

2 comentarios:

Javier Díaz Araujo dijo...

muy pero muy lindo, tratando de ser objetivo

Anónimo dijo...

Te felicito, me gusto mucho tu manera de escribir. Sos una gran redactora.