martes, 30 de octubre de 2007

10 consejos para ser un bebedor feliz.

1. Adquiera vinos en vinotecas, casas especializadas o acepte regalos de sus amigos enófilos. Siempre son bienvenidas las botellas en buen estado, por lo tanto déjese mimar por los que saben, si no tiene la suerte de tener uno de estos amigos, trate de no comprar en supermercados. Desconfíe del vino de oferta de la semana, casi siempre esconde una partida defectuosa y mal almacenada.

2. Frente a la carta del restaurante déjese guiar por un buen sommellier, uno bueno, no de los que aconsejan sólo vinos caros para presumir frente a los dueños. El sommellier sensato es el que recomienda el vino que él bebería con esa cena. ¿Cuántos de ellos pueden darse el lujo de tomar vinos de 100$ por cena?

3. Siga la regla básica de vinos blancos con carnes blancas y lo mismo con los tintos si no es un conocedor. Si lo es, déjese guiar por su memoria de sabores, el conjunto de recuerdos aromáticos que ha ido engordando durante toda la vida le ayudará a desafiar lo preestablecido. No haga caso a las miradas desconcertadas del camarero ¿A quién le importa? ¡Si el vino lo pagará y se lo beberá usted!

4. No desee el vino del prójimo. Que el de la mesa de al lado tiene un vino mejor…pués haberlo pensado antes de pedir orgulloso su vino. Esta situación es muy común en los restaurantes donde la mesa funciona como vitrina del alma vinífera y de la billetera de cada comensal. Generalmente la situación se desarrolla así: usted recibe la carta, la estudia durante minutos en los que se enamora y desenamora como un púber, decide mentalmente un vino, lo retiene en la memoria, cierra la carta, porque seamos sinceros…si la seguimos mirando cambiamos de opinión. Espera ser atendido. Se regocija, infla un poco el pecho y espera la llegada del juez. Apenas lo vemos cerca le indicamos con un gesto que ya estamos decididos. Trae el vino, lo presenta, lo degustamos y lo sirve; y de golpe…el pecho se desinfla, el ceño se frunce al ver pasar ESE vino que hace tantos años que queremos probar.

5. Esmérese, aunque esté por descorchar el vino en casa. Las buenas copas, al igual que los vestidos femeninos, engalanan y elevan vinos normales. Prepare un decantador, siempre que el vino lo requiera. Lave las copas, de cristal por favor, séquelas con un papel tissue que no suelte pelusa. Déjelas brillantes y sin marcas, de esta manera podrá observar mejor el vino. Una vez que uno se acostumbra a beber en copas perfectas duele volver a las mediocres. Como todo en la vida, señores…

6. Cuide la temperatura del servicio. Al principio es recomendable adquirir un termómetro, mucho no lo ande mostrando si no quiere quedar como un neófito. En los grupos que presumen de “grandes conocedores” basta mirar la botella para saber a cuantos grados está…Mejor cómprese un termómetro, úselo si descorchará vinos con antelación, controle la temperatura con una regla básica:
Vinos blancos secos: 10º a 12º C
Vinos blancos semi secos: 9º a 11º C
Espumosos: 6º a 8º C
Rosados: 10º C
Vinos tintos jóvenes: 12º a 14º C
Tintos con crianza: 16º a 18º C

7. Cuide la compañía. La persona con la que uno disfrutará del vino es tan importante como la temperatura del servicio. Conozco compañías desagradables capaces de avinagrar el más noble de los ejemplares. Aléjese, al igual que de las vibraciones y las fuentes de olor extrañas, para preservarse y lograr un mejor envejecimiento.

8. ¡Aprenda, aprehenda! Decir esto es muy similar a decir beba, beba, beba más vino, aunque claro, un poco más elegante. Lo que quiero decir es que al igual que a leer se aprende leyendo. A beber se aprende bebiendo. Por supuesto aquí hablamos de consumo responsable y moderado. Lea todo lo que esté a su alcance y lo que no, pida que se lo acerquen. Compre vinos originales, baratos y caros, deguste, siempre que pueda apunte sus consideraciones en una libreta. Compare y saque sus conclusiones. Haga algún curso de cata, eso lo guiará en las nociones básicas.

9. Maride toda la experiencia, vinos con comida, con música, con personas, con conversaciones. Placer de placeres. Algún gran Malbec mendocino un domingo en casa tirados en un sillón escuchando a Piazzolla. Sepa que ningún vino marida con discusiones de política ni religión.

10. Nunca deje de brindar por seguir brindando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A la brevedad estará en mi blog con el debido reconocimiento. Genial!

Anónimo dijo...

¡Brillante! Un consejo del maestro Brascó: "el mejor vino es el que a usted le gusta".
Reinaldo Martínez

Anónimo dijo...

"Adquiera vinos en vinotecas, casas especializadas o acepte regalos de sus amigos enófilos"
Si los amigos no son enófilos, ¿rechazo los vinos que me regalen?

La palabra maridar, tan en boga ultimamente, me resulta bastante antipática y snob. Pero escribir sobre maridaje de vinos y conversaciones, ya es el colmo de lo pretencioso.

Saludos
Sebastian